jueves, 28 de noviembre de 2013

- One Shot 3 - La Naturaleza del Escorpión:


                                               3 ª - La Naturaleza Del Escorpión:

                                                          Nana

            - Hola conejita. Cuanto tiempo... -Reconozco al instante la voz que habla a mi espalda, Escorpión- Tira el arma conejita, o el conejo rosa y verde se van a la mierda...

Muy a mi pesar tiro la pistola. El muy hijo de puta nos había seguido, debí preverlo, todo había sido una sucia trampa.

            - Muy bien, ahora, levántate, despacio... muy bien...

Antes de que se lo espere me doy la vuelta y forcejeo para quitarle la pistola, esta cae y se vuelve una lucha cuerpo a cuerpo. ¡Nana! oigo gritar a Hinchan, Jong Up sigue inconsciente y dos hombres forcejean contra Hinchan.

Yo mira a Escorpión a la cara, pero como es más alto que yo sólo puedo ver el tatuaje del cuello que le da nombre, un escorpión con cola roja.

            - Es una pena, que vayas a morir sin poder vengarte de quien mató a tu papi...

            - Hijo de puta -jadeo- dime quién mató a mi padre, sé que lo sabes.

Escorpión me tiene atrapada contra la furgoneta y sus manazas asían mi cuello, estoy mareada, me cuesta respirar, no puedo creer que vaya a morir así.

Hinchan, ¿dónde está?, no puedo verlo, ni oírlo, y mi hermana, Lara. En estos momentos de agonía y miedo, mi último pensamiento es para ella.

            - Lara... -susurro.

            - Por tu hermanita no te preocupes, tengo planes para ella, la violaré delante de tus amigos para que todos vean cómo sufre, y luego, los mataré a todos... empezando por el que más te gusta...

"Lara, no" el flujo de mis pensamientos es espeso, como si fuera un sueño, en aquellos momentos de vigilia los hombres que mataron a mi padre vienen a mí, no puedo ver sus caras, pero recuerdo algo, un detalle... un anillo con un escudo grabado... es... ¿una serpiente?

 
Un disparo me despierta, ahora puedo respirar mejor, la opresión de sus manos en mi garganta se afloja, un disparo, otro y Escorpión cae a mis pies. Delante de mí, a unos metros está Hana empuñando una pistola.

En dos zancadas está frente a mí, le da la vuelta al cuerpo de Escorpión y lo encañona con la pistola en la mandíbula.

            - ¿Quién mató a mi padre? Habla. -Dice.

Sus ojos desprenden fuego, Escorpión está casi muerto, no hablará y Lara será la responsable de su muerte, por primera vez en su vida habrá matado a alguien. No puedo permitir eso.

            - Dame, yo lo mataré. -Extiendo la mano, exigiéndole que me de su pistola.

            - Onnie, no te metas. ¡Dime! ¿Quién fue? ¡Dímelo!

            - Eres igual que tu madre... -sonríe de manera burlona- tú lo tienes...

            - ¿De qué hablas, desgraciado?

            - De la naturaleza... del escorpión... tú la tienes... igual que ella... eres... una líder...

            - Yo no soy como tú.

            - Es cierto, no lo eres. -Contesto y antes de que Escorpión pueda decir una palabra más le pego un tiro en la cabeza con la pistola que acabo de recoger del suelo.

            - Onnie, ¿qué has hecho?

            - Tú no eres como él, Hana. Yo sí. -Jadeo-. Yo le he matado, no tú. No lo olvides.

 
 
            - ¿Seguro que estás bien? -Hinchan me aprieta con fuerza los hombros.

            - Oppa, me lo has preguntado noventa veces...

El calor que mana de su cuerpo me hace sentir mejor, aquí, en la terraza donde estamos hace un poco de frío, y la brisa marina no es que ayude.

            - Ya casi está amaneciendo. -Su pelo parece aún más negro con esta luz.

            - ¿Y Lara? ¿Te ha dicho algo? Habla más contigo que conmigo. Ella te adora, eres su hermano mayor.

            - Yo también la quiero mucho, pero no ha hablado conmigo.

            - Entiendo. -El silencio se hace incómodo- No quería que ella lo matara. No quiero que mate a nadie, no quiero que se vuelva como yo... -Mi voz se torna ronca y toso para aclararla.

            - Lo sé. -Me dice y me abraza- Y creo que Lara también, es una chica lista. Seguro que lo entiende.

                                                           Lara

 Llevo casi una hora nadando sin descanso, el agua está helada y la ropa mojada me pesa y se me pega el cuerpo.
Apoyo la cabeza contra el bordillo de la piscina, los labios me tiemblan aunque hace un rato que dejé de sentir el frío, al igual que los brazos. Me miro las manos, están ligeramente amoratadas.

            - ¿Cuánto tiempo piensas quedarte ahí? Te vas a congelar.

No levanto ni la cabeza para mirarle, por su voz jodidamente sexy sé perfectamente quién es.

            - Yong Guk, déjame en paz. -Jadeo.

No sé cuanto tiempo lleva ahí, y si no estuviera tan agotada seguiría nadando para ignorarle, pero si muevo un sólo músculo fuera del lugar estoy segura de que me ahogaré por agotamiento.

            - Estás temblando, -observa- ni siquiera te has quitado la ropa.

            - Es para que me la quites luego... -Arrastro las palabras para que suenen con hiriente desprecio.

Para mi sorpresa Yong Guk no dice nada. Sólo me mira desde su altura y luego se tira a la piscina junto a mí.

            - Jo-der, -exclama- el agua está helada. -Se queja.

            - ¿Qué diablos haces? ¡Tú estás loco! -afirmo más que pregunto.

            - Será que se pega. Anda ven aquí. -Tira de mi brazo y me arrastra a su lado, luego me abraza contra su pecho duro como una piedra.

Me aprisiona los brazos contra su torso; Yong Guk es delgado, pero muy musculoso y tiene mucha fuerza a consecuencia. Apenas si puedo moverme del sitio, ni mucho menos resistirme.

            - ¿Qué haces? -Me quejo-. Yong Guk, suelta. ¡Qué me sueltes!

Me revuelvo contra él, salpicando y revolviéndome pero él apenas parece notarlo.

            - Sshshshshshs.... -Me acuna para calmarme- Tranquila, no pasa nada, Lara. Sólo tienes que respirar. No has matado a nadie. Nana te protegió de hacerlo, otra vez. Es todo lo que hace, protegerte. De ti, de los demás, de ella misma, de mí el primero.

Me quedo quieta, escuchando su voz. Noto el calor de su cuerpo a través de la sudadera gris mojada. Mi corazón late increíblemente rápido; no se si es por la falta de calor en mi cuerpo, o por haberme resistido tanto que está así de nervioso; puede que incluso su cercanía me haga estar así aunque yo no quiera.

Sus ojos están puestos en el horizonte, mirando hacia la bahía que se ve al fondo del paisaje. Le miro como si lo hiciera por primera vez en años, es increíble lo poco y lo mucho que ha cambiado desde que éramos pequeños. Puede parecer que no a simple vista, por su mirada aparentemente dura y seria, o su pelo medio rapado, pero Yong Guk tiene cara de muñeco; rostro redondeado y aniñado, con la sonrisa muy dulce y la nariz pequeña.

            - ¿En qué piensas? -Me pregunta de golpe.

            - En algo que me dijo Escorpión. -Miento.

            - Deberías olvidarlo, ese hombre es veneno. Era... -Mientras habla mantiene la mirada fija en el mismo lugar.

            - Me habló de mi madre; dijo que era igual que ella. Que también lo tengo... la naturaleza del escorpión.

            - Eso no es verdad, -su tono de voz es increíblemente seguro. Incluso burlón, como si le hubieran gastado una broma- tú nunca traicionarías a nadie. -Ahora su tono era serio de verdad.

            - ¿Ni siquiera por amor?

Por primera vez desde que me abrazó deja de mirar al frente para mimarme a mí. Mis palabras parecen haberle desconcertado. Yo bajo la mirada y escondo la cara en su clavícula, abrazándolo fuerte.

            - Tengo frío. -Susurro.

            - Salgamos entonces. -Hace ademán de apartarse pero lo retengo aferrándome a sus hombros.

            - Todavía no. Aún no estoy preparada. Espera un poco más por favor... tú me das calor...

Sin decir nada más me abraza simplemente.

                                                        Hinchan

 Bajo las escaleras y abro la puerta trasera que da al taller de coches en el que nos reunimos siempre.

Echo un vistazo a la panorámica. Todo parece seguir igual, pero hay tanto que ha cambiado... Ya sólo quedan dos coches a medio reparar y una ristra de motos, algunas funcionan y otras no. En el centro de la sala, donde antes solían estar los elevadores de coches, ahora sólo hay una pequeña mesa con un sofá amplio de color verde y unas sillas en donde pasamos horas juntos. En frente sigue estando la puerta ascendente de chapa, pero sólo la abrimos a primeras horas de la noche y de la mañana, cuando tenemos que salir o entrar. Hace meses que el taller no se abre durante el día ni mucho menos reparamos coches. El piso de arriba sigue igual, a excepción de la escalera de caracol de hierro, que antes estaba pintada de verde botella y ahora es granate.

 

Casi todos están levantados ya, sólo faltan Lara, Nana y Yong Guk. Me acerco a Jong Up que está sentado en el sofá.

            - Jong Up, ¿cómo te encuentras? ¿estás bien? -Le pregunto interesado por el golpe en la cabeza que recibió de Escorpión.

            - ¡Jong Up! -Exclama la voz de Lara, evitando que el pequeño, desde la puerta del taller en el que nos reunimos-. ¿Cómo estás? ¿Te duele?.

Entra como un torbellino, pasa junto a mi y de un salto se planta en el sofá junto a su hermano pequeño.

            - Estoy bien, nuna.

            - A ver, déjame ver... -Le examina el golpe con cuidado- Pero qué hijo de puta...

Lara y Nana dan la impresión de ser completamente distintas; pero en verdad son completamente iguales. Ya no por el aspecto físico, que también tienen muchos rasgos faciales comunes; si no por la forma de hablar, de pensar, de moverse, los gustos y aficiones... son como una misma alma viviendo en dos cuerpos distintos, hermanas de sangre y amigas hasta la muerte; una unión que siempre se me antojó admirable e inquebrantable.

            - Lara, ¿cómo estás? -Le pongo la mano sobre el hombro. Parece cansada, como si no hubiera dormido bien.

            - Estoy bien, gracias -Sonríe ligeramente y acaricia mi mano sobre su hombro. Parece un ángel, tan inocente...

            - ¿Y Yong Guk? -Le pregunto para cambiar de conversación.

            - ¿Eh? -Su expresión cambia de golpe- ¿Y yo qué sé? ¿Por qué me preguntas a mí eso? -¿Y ahora por qué enfada? no entiendo nada...-

Me atraviesa con la mirada, parece mentira que hasta hace cinco segundos su rostro fuera el de una niña tierna y no el de una fiera indomable y malhumorada como es ahora...

En ese momento de desconcierto entra Nana, ataviada con su habitual abrigo de pelo negro. Todos en la sala nos enderezamos, a excepción de Lara, que permanece cómodamente en el sofá junto a Jong Up sin quitar la mirada de su hermana.

            - Lara, -comienza Nana, cauta- ¿estás bien?

            - Sí, onnie. -Contesta dulcemente.

Lara siempre me sorprende. Pensaba que cuando se encontrara con su hermana la desafiaría o sería borde con ella contestándole de mala manera. En cambio le contesta con ternura. Creo que sabe cómo tratar a su hermana, yo debería de aprender de ella, creo.

            - Jong Up, ¿cómo estás tú? -El aludido guiña un ojo y alza el pulgar para indicar que está bien- Siento lo de anoche, chicos, debí darme cuenta de que nos seguían.

            - Nuna se dio cuenta. -Interviene Zelo.

Nana no hace ningún comentario, pero al mirar a Zelo parece reparar en algo extraño.

            - Oye, Lara. ¿Dónde está Yong Guk? -Comenta señalando el sitio vacío en el sofá al lado de Zelo.

            - ¡Otra! ¡Qué no lo sé! -Contesta enfadada- Ni que fuera su sombra, pregúntale a Zelo que es su hermano.

            - Yo no tengo ni idea. -contesta rápidamente el aludido-. No lo he visto todavía desde que me he levantado.

            - A lo mejor sigue durmiendo, sólo son las ocho de la tarde jefa...

            - Young Jae, ¿prefieres llamarme jefa antes que nuna?

            - Muy fuerte, ¿verdad, onnie?

Las hermanas vuelven a intercambiar una sonrisa, me parece que hace meses que no las veo hacer ese gesto entre ellas; aunque esta vez no es como solían hacerlo, esta está llena de amor entre ellas pero también mucha tristeza y cierta infelicidad. Se me rompe el corazón de ver a la mujer que amo y a mi hermanita, mis dos chicas... tan destrozadas y tan unidas a la vez, las admiro por eso.

            - Anoche recordé algo -Suelta Nana de repente dejándome helado. No me había comentado nada...- De quien mató a mi padre. -Contesta seria.- Sigo sin poder verle la cara, -se apresura a decir-, lo siento. Pero sé que lleva un anillo, uno de oro, posiblemente macizo. Tiene grabado un sello, como un dragón o una serpiente. No puedo verlo bien, aún está todo muy borroso...

            - No es mucho... -Comenta Zelo.

            - ¡Pero es una pista! -Lara roba mis palabras con fiereza.

            - ¿Y ahora qué hacemos? -Pregunta Yong Guk desde la puerta trasera.

No me había dado cuenta de que había llegado. Tiene el pelo revuelto y pinta de no haber dormido demasiado bien, la sudadera gris es la misma que llevaba ayer y está muy arrugada y acartonada, como si hubiera dormido con ella puesta.

            - Ahora que Escorpión está muerto. -Comienza Yong Guk- ¿Podemos tener un poco de paz?

            - Podemos, oppa. -Contesta Nana, cauta-. Pero no por mucho tiempo. Dentro de poco vendrán nuevas guerras, y nosotros, chicos, hermanos; hemos de estar preparados y más unidos que nunca.

¿Puedo contar con vosotros?


NanaChan112

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